“El amor por Internet sí existe. Yo así encontré al amor de mi vida”
Hace aproximadamente 9 años, en una noche lluviosa de junio, entre a un chat. Me parecía aburrido pues había puros chicos inmaduros que no tenían ningún tema de conversación. Estaba a punto de desconectarme cuando de pronto apareció un mensaje de un chico con un “¿Hola, cómo estás?”
Increíblemente, desde que leí su manera de “hacerme la plática” me llamó la atención. Buena ortografía y educado, era casi increíble encontrar a alguien así. Él, de 17 años, a días de entrar a la universidad y yo de 13 años recién salida de secundaria a punto de comenzar la preparatoria. Esa noche hablamos (mucho), nos dimos cuenta que teníamos los mismos gustos, él estudiaría leyes en la universidad, yo también y los dos pretendíamos ir en la misma universidad (aunque a mí me faltaban 3 años aún). Así nos dimos cuenta de que éramos prácticamente idénticos. Nos reíamos a través de una pantalla como si estuviéramos en persona. Él me dijo que nunca había conocido a alguien como yo y me pidió mi teléfono. Yo no sabía qué hacer, tenía un poco de miedo pues no sabía quien estaba detrás de ese monitor (podía ser un loco mentiroso). Al final caí y le dí mi número telefónico.
Al otro día me llamó, los dos llenos de nervios platicamos dos horas y así era a diario. Me llamaba por las tardes y los dos reíamos mucho. Siempre fuimos completamente transparentes, nunca nos mentimos ni nos creamos una “identidad falsa”. Nos contábamos nuestros problemas y todo lo que nos pasaba. Lo mismo hacíamos por el MSN.
Un día me dijo que quería conocerme, yo me llené de miedo pues no sabía si era correcto conocer a alguien que al parecer sólo existía virtualmente. Dejé de contestarle las llamadas, ya no me conectaba al MSN y así pasaron muchos meses hasta que un buen día abrí mi MSN y al poco tiempo él inició su sesión. Sentía que mi corazón se salía de mi pecho, me sudaban las manos y sentía esas famosas “mariposas en el estómago”. Sabía que estaba ahí y no lo podía dejar ir.
Hablamos casi 5 horas hasta que casi amanecía. Él me sorprendió pues me dijo: “No te puedo dejar ir, eres el amor de mi vida y la mujer con la que me quiero casar”. Yo sentí una enorme felicidad, sentía lo mismo que él aunque trataba de controlarme y no mostrarle (tanto) mis sentimientos, aunque también quería vivir el resto de mi vida con él.
Así pasaron dos meses llenos de horas de pláticas por Internet, teléfono, e-mails y mensajes en el celular hasta que un día decidimos vernos en persona. Él y yo no nos conocíamos, sólo teníamos una “idea de cómo eramos físicamente”, pues sólo nos describimos pero nunca nos mostramos alguna fotografía. Así que realmente estábamos enamorados de la persona y no de una imagen
Llegó el gran día nos quedamos de ver en un centro comercial. Llegué, lo vi y me di cuenta que nunca me mintió, que él era tal cual como se describía. Físicamente me gustó mucho y al parecer yo también le gusté a él. Convivimos hasta que tuve que irme, pero yo me sentía feliz.
Pasó el tiempo (4 meses) y nunca me dijo de nuevo “vamos a vernos”, a pesar de que hablábamos a diario y teníamos ya una “relación formal” ya éramos novios. Sin embargo, pensé que yo no le agradaba al 100% y me alejé de él (sí otra vez…). Le envíe un e-mail despidiéndome y no le volví a contestar una llamada. Así pasó una semana hasta que un buen día tocaron el timbre de mi casa y oh sorpresa… ¡era él! Me pidió una disculpa, me abrazó, me dijo que lo sentía, platicamos y a partir de ahí no volvimos a distanciarnos nunca más.
Vivimos muchas cosas juntos, alegrías y tristezas y así como alguna vez lo platicamos fuimos a la misma universidad aunque obvio no en el mismo nivel. Nos apoyamos en momentos muy difíciles, siempre fuimos honestos y nunca nos engañamos ni nos creamos historias falsas. Siempre nos hablamos con la verdad. Conocí a su familia, él conoció a la mía y salíamos cada vez más y más y así tuvimos una relación de noviazgo por 8 años y 3 meses en la cual aprendimos muchas cosas y crecimos mucho como pareja y como personas en lo individual.
Hoy recuerdo esa plática en la cual nos reencontramos y vuelvo a sentir los latidos de mi corazón, las mariposas en el estómago y una gran emoción al recordar todo lo que vivimos juntos y sobre todo al darme cuenta que ese sueño que algún día tuvimos ahora es una realidad gracias a los dos, pues ahora tenemos 5 meses de feliz matrimonio y estoy segura que serán muchos años más.
Es difícil encontrarlo, pero estoy segura de que el amor por Internet sí existe. ¿Por qué? porque yo así encontré al amor de mi vida.
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